Charles Burns nació en Washington D.C. en 1955 y creció en Seattle. En los años ochenta, su trabajo comenzó a destacar por sus colaboraciones en Raw, la mítica revista de Françoise Mouly y Art Spiegelman. Desde entonces ha participado en una variada gama de proyectos que incluye portadas de discos, publicidad, escenografía teatral y animación. Sus dibujos han llenado las cubiertas de revistas como The New Yorker, Time o The Believer. Con la novela gráfica Agujero negro, una historia épica que le llevó diez años terminar y que se publicó en volumen recopilatorio en 2005, obtuvo los más prestigiosos premios internacionales: los Eisner, Harvey e Ignatz en Estados Unidos, y la Fauve dOr del Festival de Angulema, en Francia. En 2010, Burns presentó Tóxico, la primera parte de un nuevo tríptico, a la que siguieron La colmena y Cráneo de azúcar; la trilogía fue reunida en un solo volumen bajo el título Vistafinal (2016). Sus trabajos han sido expuestos en la galería Adam Baumgold en Nueva York y la galería Martel de París. En la actualidad Burns reside en Philadelphia junto a su esposa y su gato.
Laberintos nos cuenta la historia de Brian Milner, un adolescente muy tímido y retraído, con gran habilidad para el dibujo y muy aficionado al cine de terror y de serie B. En una fiesta de su amigo Jimmy conoce a Laurie, una chica pelirroja de su edad, que parece interesada en él y con la que comienza una relación de amistad. Un argumento sencillo que en manos menos capaces tendría como resultado una obra del montón, pero que con Burns al frente se convierte en una historia de atmósfera siniestra e inquietante en la que podemos ver algunas de las obsesiones y referentes del autor como la ciencia-ficción, el terror, las relaciones insanas y las dificultades que atravesamos en la adolescencia cuando todos los elementos externos parecen cambiarnos.