Los padres de Niko no han cambiado: siguen inventando unos chismes de lo más extraños. Y cuando se los enseñan a Niko y a su hermano robot, Kevin, pasa lo que pasa... Menos mal que los dos chicos siempre salen bien parados, aunque los experimentos sean un fiasco. Incluso consiguen sacar buena nota en clase... ¡gracias
a unos efectos muy especiales!