Este libro va más allá del interminable debate sobre el antisemitismo y el antisionismo, y le da nuevas y desafiantes dimensiones. Se remonta a los inicios de la historia de la judeofobia, y desafía la idea de que el cristianismo se construyó después del judaísmo y en oposición a él. Por el contrario, cree que, a pesar de la presuposición cronológica, es el judaísmo el que se construyó bajo la presión del cristianismo, y al mismo tiempo se acomodó a los términos del juicio que sus enemigos han llevado a cabo durante siglos. Esta inversión es rica en beneficios intelectuales y políticos. Deja obsoleta la mala disputa que equipara el antisionismo con el antisemitismo (la misma que revive Emmanuel Macron), y alimenta perfectamente las preguntas contemporáneas: ¿Hasta qué punto -escribe Shlomo Sand- el sionismo, nacido como respuesta de angustia a la judeofobia moderna, no ha sido el espejo de esta? ¿Hasta qué punto, mediante un complejo proceso dialéctico, el sionismo ha heredado los fundamentos ideológicos que siempre han caracterizado a los perseguidores de los judíos?.