A pesar del nefasto peso que la moda ejerce sobre la población y el medio ambiente, nuestra sociedad se niega a pensar sobre el significado y las consecuencias que, logicamente tiene. Vestirse es un acto esencialmente humano. Un hecho tan determinante no puede carecer de un significado profundo, más allá de la necesidad y los caprichos de la moda. Los vestidos que nos visten, los atavíos que nos adornan no son inofensivos.