«Fuck me es una obra desgarrada, irreverente y frontal. Teatro hecho desde el dolor, buscando la luz que nace de la destrucción de uno mismo, de saber que todo acto de escarnio de lo propio es también el deseo de ser amado, consolado. Camino estrecho, solitario. Un camino que Marina Otero nos muestra desde la distancia de una persona rota, adulta, que mira su infancia cuando hacía bailes y coreografías en casa de su abuelo y se mira ahora después de tantas guerras, de tantos años ofreciéndose en escena, de intentos de suicidio, de luchas contra todo, de haber odiado lo fácil y lo amable como si fueran traiciones.