Es hora de dormir, pero la oscuridad da miedo, así que Arián se pone a jugar con sus muñecos: el osito, el tigre, el dragón, el gatito de trapo... Y luego llama a todo el mundo: a Caperucita, a mamá, al Gato con Botas, a papá... Cuando todos ellos por fin le acompañan, ya puede dormir tranquilo.