Enigmática y compleja, alegre pero de sonrisa oculta, viajera y ensimismada en su propio arte, Mansfield fue además de una de las maestras del cuento moderno en lengua inglesa una mujer independiente, apasionada, libre sexualmente, irónica y, sobre todo, testigo y parte de uno de los momentos más interesantes de la historia de la literatura, tal y como atestiguan sus diarios y su correspondencia.