En la vida de toda persona comprometida políticamente, existe una tensión inevitable entre la necesidad de pronunciarse sobre los problemas que presenta la actualidad y la aspiración a que esos análisis que brotan de las circunstancias resistan la prueba del tiempo y se desvinculen de los límites del hic et nunc para convertirse en referencias universales.
Así, el mayor reto para un activista es responder adecuadamente a las necesidades del momento histórico, y hacerlo de tal manera que su esfuerzo por arrojar luz sobre el presente se refleje y conserve su valor en el futuro. Un reto, desde luego, de los más arduos, que solo los intelectuales más clarividentes han logrado superar: a este reducido grupo pertenece, sin duda, Angela Davis, cuyo pensamiento no solo ha resistido el paso de los años, sino que cobra hoy en día una renovada fuerza, y es capaz de proporcionar respuestas originales a muchas de la preguntas que nos impone el tumultuoso contexto social en el que vivimos.