Margaux se presenta en el entierro de un amigo de la infancia, Thomas Helder, años después de abandonar a los suyos sin explicación. En la casa familiar de Thomas, en plena campiña occitana, resurgen con fuerza los recuerdos de su pasado en Ámsterdam y de ese rincón de Francia en el que crecieron, se amaron y, a veces, se mintieron. A medida que avanza la velada, Margaux se enfrenta a la evidencia de que para continuar debe cerrar las cuentas pendientes.
A través de un reducido grupo de personajes y durante una noche que lo cambiará todo, Muriel Barbery construye un retrato vívido, cargado de sensibilidad y sabiduría, de cómo la amistad se convierte en un poderoso salvavidas cuando atravesamos momentos difíciles.